Lo mejor al terminar el juego es ver un cartel que dice: “YOU WIN” ¡GANASTE! Es una sensación indescriptible; saber que después de pasar por tantos obstáculos, finalmente has llegado a la meta.
A diferencia de un “simple juego”, todos nosotros tenemos solo una vida y luchamos día a día para conquistar nuestra propia batalla. La vida no es tan simple como a veces los medios la pintan, donde el éxito de algunas personas fue cuestión de poco esfuerzo, y aunque esto seguramente ya lo sabes vale la pena reforzar: cómo podemos luchar y alcanzar la victoria en la vida real, ya que la única cosa más desabrida de no poder alcanzar un sueño, es no poder correr para alcanzarlo, conformarse sin intentar y finalmente desistir de este.
Hablemos primero de las metas comunes como: graduarse, conseguir un buen trabajo, casarse, tener hijos, viajar por el mundo, construir tu propia casa (cada uno sabe lo que quiere). Para alcanzarlas, tenemos un sin número de caminos y aquí surge la primera barrera: ¡NOSOTROS! (sonido de aplausos) Comenzamos a pensar: ¿cuál de estos caminos me asegura el éxito y la felicidad sin generar algún arrepentimiento después? Pensamos y pensamos y no dormimos, continuamos pensando y es así como algunos adelgazan y otros engordan, en este proceso de ansiedad extrema.
Y la verdad es que no hay un camino mapeado y autenticado que nos sirva a todos para poder ser ricos, por ejemplo. Es cierto que todos debemos trazarnos objetivos, pero el cómo llegamos hasta ellos no es limitado por plantillas. Lo importante de esto es: que aunque nos sentamos inseguros debemos luchar, caernos, levantarnos y seguir para lograr nuestro sueño. Con esto crecemos, nos hacemos mejores personas y al final no nos sentiremos frustrados de no haberlo, por lo menos, intentado.
La frase cliché: “errar es de humanos” se adapta muy bien en esta parte, porque los errores no podemos evitarlos. ¡SORPRESA! No hay cómo recorrer un camino perfecto, y lo bueno de cometer errores es que podemos aprender y crecer, mejorar la técnica y al fin convertirnos en los EINSTEIN de la familia.
Y ahora hablemos de una meta mayor: ¡llegar al cielo! Acaso ¿no quieres una vida totalmente distinta a la que cualquier humano puede imaginar? No es un juego, es la recompensa final de luchas y pruebas pasadas, con la ayuda de armas celestiales, que nuestro amigo Jesús nos dejó: la Biblia, la oración, el amor y su sacrificio por nosotros. Con eso enfrentamos los males, caemos y nos levantamos para ser mejores y trazar un camino que no tiene atajos; pero en el que podemos aprender, obtener pequeños triunfos, ganar algunas estrellas para nuestra corona y al fin llegar a nuestro destino final.
Recuerda: sólo tenemos una vida para recorrer este nivel, si logramos terminarlo con éxito, el siguiente será muchísimo mejor. Así que adelante ¡Conquista la batalla!